Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1884-1885 (Cortes de 1884 a 1886)
Sesión: 28 de febrero de 1885
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Ministro de la Gobernación
Número y páginas del Diario de Sesiones: 99, 2561
Tema: Modus vivendi con Inglaterra

Yo siento mucho tener que molestar tantas veces a los Sres. Diputados; pero me obliga a ello el Sr. Ministro de la Gobernación, sobre todo la mayoría, que no recordando el Reglamento, ha aplaudido algo de lo que ha dicho el Sr. Ministro, a quien supone muy enterado del Reglamento, y ahora voy a demostrar que no lo conoce, y que la mayoría no ha tenido razón al alborozarse, porque lo que yo afirmé, en pie queda por el mismo Reglamento. Rebatiendo mis argumentos, manifestó S.S. que la Comisión daría el segundo dictamen cuando quisiera; y entonces dije yo que lo podía dar, no sólo en esta legislatura, sino en la siguiente o en la otra, si para desdicha de este país ese Gobierno durara tres años. Y a esto contestó S.S.: no puede ser, porque las Comisiones desaparecen con la legislatura. Esto es lo que ha aplaudido la mayoría; pero ha aplaudido una cosa que no debiera aplaudir, porque debía saber que hay un art. 94 del Reglamento que dice así: "En la segunda y ulteriores legislaturas de cada diputación, puede continuar, a propuesta del Gobierno o de un Diputado, cualquiera de los trabajos de la precedente, partiendo del estado en que se encontraba".

De manera que si esa Comisión está por dar gusto al Gobierno, y puede dar dictamen cuando quiera, fácilmente logrará el Gobierno su deseo con solo reproducir el proyecto en la segunda o siguientes legislaturas, por cuyo medio seguirán las cosas en la misma situación en que ahora se encuentran. Aplauda ahora la mayoría. (Rumores). ¿Aplaudís eso? (Varias voces: Sí). ¡Pues valiente cosa aplaudís!

Dado, pues, el interés que tiene el Gobierno en que esta Comisión formule un segundo dictamen, aquella lo hará, pero contra el Reglamento, porque éste, señor Romero Robledo y Sr. Ministro de la Gobernación (que me dirijo al Diputado y al Ministro), dice que ha de dar la Comisión su dictamen; nada más que uno. (El Sr. Ministro de la Gobernación: Ya está aquí la cuestión, y me alegro). Pues así lo hemos entendido todos los legisladores desde que yo tengo la honra de serlo, y hace ya muchos años; así lo han entendido todos los legisladores desde que hay sistema parlamentario, y sólo S.S. lo ha comprendido de otro modo; y aun cuando la modestia del Sr. Ministro de la Gobernación se ofenda, yo creo que nosotros tenemos razón mejor que S.S.

Otro conflicto que puede ocurrir, y ocurrirá si a esto no pone remedio el que puede y debe ponerlo, es el siguiente. Este dictamen se aprueba, se vota y va al Senado, y el Senado elige su Comisión; y como no nombra ésta más que para el proyecto de ley que se le remite de aquí, esa Comisión cumple su deber dictaminando el proyecto; y discutido y votado, aquella Comisión queda disuelta. Y de aquí resulta que para dos asuntos hay una Comisión en el Congreso, y en el Senado va a haber dos. (Rumores). Si es que para la mayoría todo está bien, no he dicho nada; pero a pesar suyo, el Senado tendrá que nombrar la segunda Comisión al recibir la segunda parte del proyecto.

Pero es más: en este mismo asunto resultará una anomalía más en el Senado, pues aquí en caso necesario habrá una Comisión mixta y allí existirán dos. ¿Es esto lógico? ¿Se ha podido querer esto al formar el Reglamento? ¿Lo ha querido nunca la Cámara? Y si estas razones no hacen fuerza al Sr. Ministro de la Gobernación, ¿no he de creer yo que es obstinación de su parte y no razón, lo que sostiene, cuando todo está en contra de su opinión? Pero, en fin, yo no digo ya más, porque es inútil, tan inútil como discutir que el sol no alumbra. Es muy difícil hacerlo, porque las cosas evidentes no se discuten; no, no quiero ya discutir; lo que quiero es hacer constar que no hemos de dejar el Reglamento a merced de la mayoría; que estamos dispuestos a no tolerarlo, confiando en que para esto nos ha de ayudar aquel que por el voto de todos está en aquel sillón, nosotros como tal lo aceptamos. Y además esperamos que ha de realizar lo que ayer nos ofreció, y es, que resolvería la cuestión cuando el dictamen se presentara. Ya está presentado: resuélvala, pues, el Sr. Presidente. [2561]



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